martes, 30 de abril de 2024

Poesia narrativa domingos Caballito sabados 49034485

 El borracho perfecto


Por las noches se emborracha
en el cafè de la esquina
mientras las parejas enamoradas 
hacen sus arrumacos màs o menos violentos

al atardecer, duerme impunemente la siesta
mientras todos los demàs hacen sus labores implacables
dueños de lo inesperado, saborean sus dulces espasmos

mientras escucha a Stravinsky, alucina con insolentes damiselas eròticas
quienes lo defraudan habitualmente
mediante sutiles estratagemas amorosas
y otros ardides vagamente romànticos: besos acaramelados
òsculos furiosos
convulsivos orgasmos medianamente bellos
embarazosos

no conforme con ello, sale por las noches absolutamente borracho
de amor
a pasearse por las calles màs o menos solitarias
o sino, en tren de gira, irrumpe en los salones de baile,
en las austeras milongas
con el objeto de bailar unos buenos tangos
a pesar de su penetrante olor a alcohol
y a tabaco
o incluso marihuana (es marihuanero ademàs de alcohòlico)

sin rumbo fijo, vaga por las calles por la madrugada
recordando obstinadamente las ladies que anduvieron
por sus brazos y abrazos
sus brasas
sus cenizas

por momentos se pone violento
con amigos y enemigos: entablan toda clase de charlas totalmente 
absurdas, incoherentes a màs no poder, pero
no puede dejar ese vicio maldito
que lo convierte en un balde
en un recipiente agujereado

borracho insolente, no puede con su falta de genio
y derrama improperios a diestra y siniestra
vomita en un tacho de basura 
en una direcciòn de escuela 
frente a atònitos directora profesores preceptores
y demàs autoridades y pùblicos empleados
pùblicos y privados funcionarios:

lo llevan al hospital en una ambulancia mientras lo conducen a la sala de guardia
llama por telèfono a su novia ausente, su inmòvil amada
a quien entre sollozos le comenta lo sucedido recientemente, le dan
asimismo alguna pastilla para que se deje de una vez por todas
de romper las pelotas con pelotudeces ojo lo burdo està prohibido
pero al borracho consuetudinario no le importa nada
o demasiado poco

esta es la vida entonces del perdido boracho:
lo echan de las librerìas
no consigue laburo por ninguna parte
hediondo a alcohol y tabaco 
(cuando no marihuana)
lo expulsan de los sitios màs obscenos y abstractos
los hoteles para pasajeros 
las pensiones màs sòrdidas no lo quieren ver
ni en figurita

increiblemente, en el Correo Viejo (un salòn de rock devenido
tanguerìa) se levanta una mina
pero en cuanto estàn por subir al auto de la piba
el muy pelotudo se pone a vomitar           
vomita durante un rato 
y luego en zigzag llega al Parque Rivadavia 
donde se duerme en un banco de la dicha plaza
mientras emergen las primeras luces
del amanecer ...

despierta
se dirige a la mansiòn que habita (heredada de sus padres)
duerme hasta el mediodìa
vuelve a despertarse
desayuna un gin con hielo una ginebra
recordando viejos tiempos nocturnos
cuando se paraba en la barra a contemplar a las bellas
mientras bailaban entre los brazos de los turros
que bailaban como los dioses
Nietzsche mediante

nada de gags, nada de bromas pesadas o livianas: 
parado en la barra, no era raro
que una lady se parara al lado y lo mirara fijamente o de reojo
como invitàndolo a bailar

ya medio ebrio
de alcohol y de amor por la hermosa
se posicionaba en el centro del ring danzante
y de pronto besaba apasionadamente 
esos labios ardientes
que lo volvìan loco de dicha

lamentable o afortunadamente, la mujer era casada
con un elegante filòsofo o sociòlogo màs o menos famoso en 
esos campos intelectuales, ella por su parte
tambièn era conocida en el ambiente tanguero y literario, publicaba
toda suerte de novelas, ensayos, poemas de amor incluso

èl recordaba lejanamente haber leido algo suyo en algùn tiempo
ahora sonaba Stravinsky, la primavera,
en una mesa se tomaba champàn y otras burbujeantes delicias
en la calle, habìa personas durmiendo a 
pesar del frìo, la lluvia, el gigante africano por ejemplo:
seguramente hablaba francès, el loco que hablaba solo ya no estaba 
nunca en la ochava de Beauchef y Rosario, frente al Parque Rivadavia: segura
mente habìa muerto, le habìa pasado algo, en esa ochava se sentìa esa ausencia
brillaba por eso

no vio màs a esa mujer pero siguiò escuchando que hablaban sobre ella
en algunos lados, algunos escombros, y a su dorima incluso lo vio
en el aparato televisivo, despotricando contra el actual Presidente de la Naciòn,
el anarcolibertario
o anarcocapitalista
(con què se come eso?)

continuaba tomando continuamente
su mente se iba deteriorando al tiempo que envejecìa, le 
gustaba el poeta salteño Manuel Castilla, aunque uno se pregunta
què diablos le verìa o què demonios leerìa allì mismo, en ese libro
del CEAL

so pretexto de ordenar la barrial biblioteca
se afanaba mientras tanto, cada dìa, cada noche, toda
clase de libros, en lo posible, primeras ediciones, libros raros y
antiguos, a 

veces lo descubrìan, entonces, obviamente, lo echaban a patadas
entreveradas con oscuras amenazas màs o menos jurìdicas:
volvìa a las andadas, pedìa prestado o fiado, vendìa libros

en puestos de chapa en ferias de libros donde en el verano
te recontracagabas de calor (no hay otra manera de decirlo): era el 
infierno libresco, enciclopèdico, que le dicen, el infierno
escolar: 

en sus ratos de ocio (que eran demasiados) se encamaba
con desdentadas prostitutas 
en casas tabicadas en habitaciones
estancos compartimentos negros
y gordas hetairas que procuraban hacerlo
acabar lo màs ràpido posible
o se lo pasaban de una a otra 
mientras le iban sacando todo su dinero
y evitando en lo posible
se quedara dormido
en un sillòn o futòn
mientras sonaba Mahler

mientras sonaba Mahler: borracho de dolor y angustia por sus
malditos vicios, como un Erdosain exacerbado y redivivo, no
obstante, se acostaba a veces, con pendejas bellìsimas
que lo despreciaban cordial y
francamente

ùltimamente dormìa en los parques pùblicos
o en hogares del Estado por las noches
afanandose en que no le afanaran
las pocas pertenencias 
que aùn empero le quedaban

otra costumbre suya era caminar durante horas
con el objeto de eliminar de una vez por todas
esa maldita busarda
Mahler o Stravinsky
mediante

taller poemas narrativos Caballito sabados domingos 49034485

 El borracho perfecto


Por las noches se emborracha
en el cafè de la esquina
mientras las parejas enamoradas 
hacen sus arrumacos màs o menos violentos

al atardecer, duerme impunemente la siesta
mientras todos los demàs hacen sus labores implacables
dueños de lo inesperado, saborean sus dulces espasmos

mientras escucha a Stravinsky, alucina con insolentes damiselas eròticas
quienes lo defraudan habitualmente
mediante sutiles estratagemas amorosas
y otros ardides vagamente romànticos: besos acaramelados
òsculos furiosos
convulsivos orgasmos medianamente bellos
embarazosos

no conforme con ello, sale por las noches absolutamente borracho
de amor
a pasearse por las calles màs o menos solitarias
o sino, en tren de gira, irrumpe en los salones de baile,
en las austeras milongas
con el objeto de bailar unos buenos tangos
a pesar de su penetrante olor a alcohol
y a tabaco
o incluso marihuana (es marihuanero ademàs de alcohòlico)

sin rumbo fijo, vaga por las calles por la madrugada
recordando obstinadamente las ladies que anduvieron
por sus brazos y abrazos
sus brasas
sus cenizas

por momentos se pone violento
con amigos y enemigos: entablan toda clase de charlas totalmente 
absurdas, incoherentes a màs no poder, pero
no puede dejar ese vicio maldito
que lo convierte en un balde
en un recipiente agujereado

borracho insolente, no puede con su falta de genio
y derrama improperios a diestra y siniestra
vomita en un tacho de basura 
en una direcciòn de escuela 
frente a atònitos directora profesores preceptores
y demàs autoridades y pùblicos empleados
pùblicos y privados funcionarios:

lo llevan al hospital en una ambulancia mientras lo conducen a la sala de guardia
llama por telèfono a su novia ausente, su inmòvil amada
a quien entre sollozos le comenta lo sucedido recientemente, le dan
asimismo alguna pastilla para que se deje de una vez por todas
de romper las pelotas con pelotudeces ojo lo burdo està prohibido
pero al borracho consuetudinario no le importa nada
o demasiado poco

esta es la vida entonces del perdido boracho:
lo echan de las librerìas
no consigue laburo por ninguna parte
hediondo a alcohol y tabaco 
(cuando no marihuana)
lo expulsan de los sitios màs obscenos y abstractos
los hoteles para pasajeros 
las pensiones màs sòrdidas no lo quieren ver
ni en figurita

increiblemente, en el Correo Viejo (un salòn de rock devenido
tanguerìa) se levanta una mina
pero en cuanto estàn por subir al auto de la piba
el muy pelotudo se pone a vomitar           
vomita durante un rato 
y luego en zigzag llega al Parque Rivadavia 
donde se duerme en un banco de la dicha plaza
mientras emergen las primeras luces
del amanecer ...

despierta
se dirige a la mansiòn que habita (heredada de sus padres)
duerme hasta el mediodìa
vuelve a despertarse
desayuna un gin con hielo una ginebra
recordando viejos tiempos nocturnos
cuando se paraba en la barra a contemplar a las bellas
mientras bailaban entre los brazos de los turros
que bailaban como los dioses
Nietzsche mediante

nada de gags, nada de bromas pesadas o livianas: 
parado en la barra, no era raro
que una lady se parara al lado y lo mirara fijamente o de reojo
como invitàndolo a bailar

ya medio ebrio
de alcohol y de amor por la hermosa
se posicionaba en el centro del ring danzante
y de pronto besaba apasionadamente 
esos labios ardientes
que lo volvìan loco de dicha

lamentable o afortunadamente, la mujer era casada
con un elegante filòsofo o sociòlogo màs o menos famoso en 
esos campos intelectuales, ella por su parte
tambièn era conocida en el ambiente tanguero y literario, publicaba
toda suerte de novelas, ensayos, poemas de amor incluso

èl recordaba lejanamente haber leido algo suyo en algùn tiempo
ahora sonaba Stravinsky, la primavera,
en una mesa se tomaba champàn y otras burbujeantes delicias
en la calle, habìa personas durmiendo a 
pesar del frìo, la lluvia, el gigante africano por ejemplo:
seguramente hablaba francès, el loco que hablaba solo ya no estaba 
nunca en la ochava de Beauchef y Rosario, frente al Parque Rivadavia: segura
mente habìa muerto, le habìa pasado algo, en esa ochava se sentìa esa ausencia
brillaba por eso

no vio màs a esa mujer pero siguiò escuchando que hablaban sobre ella
en algunos lados, algunos escombros, y a su dorima incluso lo vio
en el aparato televisivo, despotricando contra el actual Presidente de la Naciòn,
el anarcolibertario
o anarcocapitalista
(con què se come eso?)

continuaba tomando continuamente
su mente se iba deteriorando al tiempo que envejecìa, le 
gustaba el poeta salteño Manuel Castilla, aunque uno se pregunta
què diablos le verìa o què demonios leerìa allì mismo, en ese libro
del CEAL

so pretexto de ordenar la barrial biblioteca
se afanaba mientras tanto, cada dìa, cada noche, toda
clase de libros, en lo posible, primeras ediciones, libros raros y
antiguos, a 

veces lo descubrìan, entonces, obviamente, lo echaban a patadas
entreveradas con oscuras amenazas màs o menos jurìdicas:
volvìa a las andadas, pedìa prestado o fiado, vendìa libros

en puestos de chapa en ferias de libros donde en el verano
te recontracagabas de calor (no hay otra manera de decirlo): era el 
infierno libresco, enciclopèdico, que le dicen, el infierno
escolar: 

en sus ratos de ocio (que eran demasiados) se encamaba
con desdentadas prostitutas 
en casas tabicadas en habitaciones
estancos compartimentos negros
y gordas hetairas que procuraban hacerlo
acabar lo màs ràpido posible
o se lo pasaban de una a otra 
mientras le iban sacando todo su dinero
y evitando en lo posible
se quedara dormido
en un sillòn o futòn
mientras sonaba Mahler

mientras sonaba Mahler: borracho de dolor y angustia por sus
malditos vicios, como un Erdosain exacerbado y redivivo, no
obstante, se acostaba a veces, con pendejas bellìsimas
que lo despreciaban cordial y
francamente

ùltimamente dormìa en los parques pùblicos
o en hogares del Estado por las noches
afanandose en que no le afanaran
las pocas pertenencias 
que aùn empero le quedaban

otra costumbre suya era caminar durante horas
con el objeto de eliminar de una vez por todas
esa maldita busarda
Mahler o Stravinsky
mediante

lunes, 29 de abril de 2024

 Muerte en vida  

Muerte en vida o
vida en muerte

Muerto en vida me siento 
y por eso escribo 
hasta la muerte
hasta la vida

con toda la vida por delante
con toda la muerte por detràs y por encima y por 
debajo

por todas partes, siento el olor a muerte
en vida
en la vida

en las calles veo a los muertos
en vida
envidia
envido

los fantasmas
los zombies
aullando en los supermercados
en busca de sus incautas 
vìctimas

los vampiros hincando sus colmillos en los blancos cuellos
de las doncellas
para drenarles
toda la sangre

dònde se han ido todos?

de pronto me despierto 
encima y en la sima
de una montaña de cadàveres

como si la guerra hubiera terminado
y yo fuera uno de los pocos sobrevivientes

todos han muerto de a poco
y me he quedado absolutamente solo
en medio de la casa vacìa
escribiendo poemas en la luz fantasmal 
de la computadora
mientras suena 
Isaac
Albèniz
en el antiguo piano
de una antigua grabaciòn
del siglo pasado

por momentos, tengo miedo
de volverme totalmente loco
de remate
chiflado
sin remedio alguno

todos han muerto: la abuela, papà y mamà
hasta la perra de nombre sami muriò
la eterna investigadora
con su hermosa nariz siempre
hùmeda

todos han muerto de pronto
y yo pasado el medio siglo de vida
me entrego a los placeres màs desenfrenados
los vicios màs desbocados
y a la droga màs potente e irresistible: el
Sexo

en las noches de luna llena
salgo en busca de una hermosa
o la bella viene hacia mì
con su falsa sonrisa
y sus ojos en blanco
o inyectados en sangre
bàsicamente

eso no es todo: de golpe 
despierto con un cuerpo desnudo y joven a mi lado
esa fresca juventud divina que tanto añoro y envidio
y la verdad no tengo la menor idea
quien està a mi lado
quien diablos es la bella que duerme a mi costado
como si se tratara de la bella durmiente del bosque
o una joven prostituta
o una criatura de otro planeta
u otra dimensiòn
la desconocida e ignota dimensiòn
indudablemente

y todo ello mientras suena Albeniz
(Colecciòn diario La Naciòn
o The Nation como decìa el gordo poeta barbudo
mientras vendìa viejos libros bajo la lluvia
o bajo el sol màs infernal y ensordecedor
que se haya visto nunca).

Recuerdos de otros planetas distantes
y distintos
recuerdos del futuro cercano o lejano
o del Oriente pròximo cercano o lejano
como si se tratara de otra galaxia
y no de mundos colonizados por el imperialismo màs sanguinario
Said mediante 

Muerto en vida persisto en hacer el amor y deshacerlo
me regalan viejos libros de poemas mojados por la lluvia
que pongo a secar al sol y al viento del otoño
como si eso fuera una soluciòn

mientras que me acuesto con jòvenes prostitutas
que me arrancan un ojo de la cara 
o un testìculo
con sus largas y afiladas y pintadas uñas

solo en medio de la noche
en medio de Albèniz

muerto muerto para siempre y por siempre
muerto en vida
moviendo un poco el esqueleto
sacandole el cuero a alguno
soslayando otarios
esquivando
giles de lecherìa

desempaquetando
viejos recuerdos
en el piano letrado
en el teclado letrado

dònde se han ido todos?
me han dejado solo como a un perro
si hasta la perrita Sami se quedò dura una noche
mientras bailàbamos cumbia o rock & roll
mirando la nada
o una nube gris

todos se han ido
yo solo quedo
en medio de la casa vacìa
escribiendo poemas 
bajo la luz fantasmal
de la computadora 

mientras suena Albèniz

y para refrenar este exceso de muerte
me encamo con las damas màs potentes y desnudas
que me sacan un ojo de la cara 

pierdo el tiempo miserablemente 
de la manera màs absurda
mediante las tecnologias màs avanzadas 

y las damas de grandes pechos
me ahogan en sus leches màs blancas e hirvientes
o sino me asfixian 
con sus gigantescas nalgas
como grandes y carnales esferas 

miércoles, 24 de abril de 2024

taller de poesia erotica domingos sabados Caballito

 Su pasiòn fueron las pendejas

de entre 18 y 60 años: con su barba blanca
las seducìa con total impunidad
mediante extraños subterfugios: bailar rock, bailar tango, bailar
cumbia cuarteto reggaeton vals criollo y vienès milonga etc.

màgicos rigores: recitar poemas al oìdo a las bellas
y en el momento en que Machado sentencia:
adoro la hermosura
mirarlas fijamente a los ojos
como tratando de hipnotizarlas
o algo por el estilo
o en su defecto
señalar a la dama en cuestiòn 
de entre la multitud de bailarines

su pasiòn eran las pendejas
y durante las noches de luna llena o en cuarto menguante
no menguaban sus vanos intentos
consustanciado con el vampirismo màs naif
el satanismo byroniano: procurando
atacar musicalmente a las incautas
mediante toda clase de estratagemas
pero cuya finalidad era simplemente
drenarles toda la sangre
hincando sus colmillos en la aorta
o en el cuello
los ojos inyectados en sangre
o bàsicamente en blanco
y todo eso mientras bailaba el rock màs rockero
Pappo digamos
Norberto Pappo Napolitano
Dios lo tenga en su santa gloria

mientras bailaba rock con las ladies
su pasiòn eran las pendejas
hasta decir basta 
hasta la nàusea
hasta la mèdula

pero mientras bailaba rock
tomado de la mano de una hermosa
adoro la hermosura etc.
esa viola lo volvìa completamente loco
esa viola violada esa violina lo volvia
absolutamente pirado
piromaniaco
le daban ganas de quemar todo
empezando por esa maldita esa fucking viola violada violina

esa viola blusera
dejaba mucho que desear: para empezar
rock y màs rock and roll
como si no existieran otras mùsicas en el mundo
como si no existiera otra melodìa que el blues

locura total, en efecto: se estaba volviendo
completamente loco de remate:
loco por el rock
chiflado por las pendejas: esas criaturas lo volvìan loco 
en todas partes: en la calle
esos rostros idìlicos
el modelo estètico dominante
lo movìa
podìa con èl
como si fuera un peòn
una pieza de un engranaje desubicado o peor:
sagazmente destartalado

màgicos rigores: las pendejas
caminaban por todos lados
obviamente ni lo miraban
apenas lo veìan al monstruo en cuestiòn
el importante vejestorio estùpidamente maldito
vagamente masoquista
por no decir paranoide
locoide al decir de Arlt

con sus caras de todos los colores
sus bocas pintarrajeadas 
sus blancos dientes
sus rojas lenguas
sus risas y sonrisas
en los videos en la calle en todas partes
las pendejas su gran o pequeña pasiòn

esas piernas a la luz del dìa o de la noche
esos ojos luminosos bajo el cielo tachonado de estrellas
esas manos delicadas
de una delicadeza extrema
esas nalgas esos dulces glùteos
esos dulces clìtoris
esas agridulces vaginas
esos dulces ùteros
esos vaginales labios verticales
esas rojas y ensangrentadas vulvas
que volvìan absolutamente loco tambièn a su 
archienemigo el Conde Dràcula quien se
hacìa un festìn con esas menstruales lunas lunàticas
una orgìa de sangre 
una cascada de orgasmos
una lluvia de polvos y de baba
machista como èl solo
machista y patriarcal a ultranza
hasta las ùltimas y primera consecuencias
el Conde Dràcula y su hijo Draculìn
para servirlos

mientras tanto
continuaba bailando rock al compàs de Pappo
quien muriò fatalmente en un accidente rutero

su pasiòn eran las pendejas
delgadas y delicadas 
quienes con sus pezoncitos rosados como la aurora 
lo volvìan totalmente loco de remate
con sus cabelleras rojas verdes fosforescentes
que flameaban en la noche
como estrellas
como lejanas llamas
medievales y flamìgeras

todo bailaba en aquella esfera nocturnal y sagrada:
los ojos como piedras preciosas pulidas por el viento y el agua
las grandes nalgas exorbitantes
los puntiagudos y montañosos pechos repletos de maternal leche
y las dulces vaginas chorreando esperma
despuès de coger una y 1000 veces

todo bailaba en aquel salòn de baile maldito y sobre todo nocturno
miliunanochesco: las lacias o enruladas o salvajes cabelleras
como llamas de rojo fuego

los brazos con sus brazaletes
los cuellos con sus collares
las blusas bluseras abiertas como piernas o como sexuales sexos
para no hablar de los tipos, los minos: pero eso no importa por ahora
porque su gran o pequeña pasiòn eran 
se sabe
las hermosas y sabrosonas 
pendejas

las cinturas las caderas todo giraba alrededor de la mùsica
los cuerpos sabiamente desnudos y orgiàsticos
dionisìacos como le gustaban a Nietzsche

letra mùsica y danza en su sacra unidad
confluìan hacia su cerebro 
allì convergìan volviendolo loco y locuaz

no obstante, el baile era algo catàrtico
algo sumamente terapèutico, digamos

basta de sandeces, de solo mirar a las jòvenes
se le hacìa agua la boca
como le ocurre a todo anciano màs o menos baboso
cuya pasiòn son 
las pendejas

al decir de Oliverio, eyaculaba palabras y poemas
en sus oìdos

y esto no era todo: tambièn ...

su pasiòn fueron
las pendejas:
las grandes y hermosas pendejas
las altas y delgadas pendejas
que como flores del Renacimiento
podìan con èl
ebrio de dicha
borracho de felicidad orgàsmica
las pendejas
las
pendejas

...

cursos de poesia erotica Caballito domingos

 Su pasiòn fueron las pendejas

de entre 18 y 60 años: con su barba blanca
las seducìa con total impunidad
mediante extraños subterfugios: bailar rock, bailar tango, bailar
cumbia cuarteto reggaeton vals criollo y vienès milonga etc.

màgicos rigores: recitar poemas al oìdo a las bellas
y en el momento en que Machado sentencia:
adoro la hermosura
mirarlas fijamente a los ojos
como tratando de hipnotizarlas
o algo por el estilo
o en su defecto
señalar a la dama en cuestiòn 
de entre la multitud de bailarines

su pasiòn eran las pendejas
y durante las noches de luna llena o en cuarto menguante
no menguaban sus vanos intentos
consustanciado con el vampirismo màs naif
el satanismo byroniano: procurando
atacar musicalmente a las incautas
mediante toda clase de estratagemas
pero cuya finalidad era simplemente
drenarles toda la sangre
hincando sus colmillos en la aorta
o en el cuello
los ojos inyectados en sangre
o bàsicamente en blanco
y todo eso mientras bailaba el rock màs rockero
Pappo digamos
Norberto Pappo Napolitano
Dios lo tenga en su santa gloria

mientras bailaba rock con las ladies
su pasiòn eran las pendejas
hasta decir basta 
hasta la nàusea
hasta la mèdula

pero mientras bailaba rock
tomado de la mano de una hermosa
adoro la hermosura etc.
esa viola lo volvìa completamente loco
esa viola violada esa violina lo volvia
absolutamente pirado
piromaniaco
le daban ganas de quemar todo
empezando por esa maldita esa fucking viola violada violina

esa viola blusera
dejaba mucho que desear: para empezar
rock y màs rock and roll
como si no existieran otras mùsicas en el mundo
como si no existiera otra melodìa que el blues

locura total, en efecto: se estaba volviendo
completamente loco de remate:
loco por el rock
chiflado por las pendejas: esas criaturas lo volvìan loco 
en todas partes: en la calle
esos rostros idìlicos
el modelo estètico dominante
lo movìa
podìa con èl
como si fuera un peòn
una pieza de un engranaje desubicado o peor:
sagazmente destartalado

màgicos rigores: las pendejas
caminaban por todos lados
obviamente ni lo miraban
apenas lo veìan al monstruo en cuestiòn
el importante vejestorio estùpidamente maldito
vagamente masoquista
por no decir paranoide
locoide al decir de Arlt

con sus caras de todos los colores
sus bocas pintarrajeadas 
sus blancos dientes
sus rojas lenguas
sus risas y sonrisas
en los videos en la calle en todas partes
las pendejas su gran o pequeña pasiòn

esas piernas a la luz del dìa o de la noche
esos ojos luminosos bajo el cielo tachonado de estrellas
esas manos delicadas
de una delicadeza extrema
esas nalgas esos dulces glùteos
esos dulces clìtoris
esas agridulces vaginas
esos dulces ùteros
esos vaginales labios verticales
esas rojas y ensangrentadas vulvas
que volvìan absolutamente loco tambièn a su 
archienemigo el Conde Dràcula quien se
hacìa un festìn con esas menstruales lunas lunàticas
una orgìa de sangre 
una cascada de orgasmos
una lluvia de polvos y de baba
machista como èl solo
machista y patriarcal a ultranza
hasta las ùltimas y primera consecuencias
el Conde Dràcula y su hijo Draculìn
para servirlos

mientras tanto
continuaba bailando rock al compàs de Pappo
quien muriò fatalmente en un accidente rutero

su pasiòn eran las pendejas
delgadas y delicadas 
quienes con sus pezoncitos rosados como la aurora 
lo volvìan totalmente loco de remate
con sus cabelleras rojas verdes fosforescentes
que flameaban en la noche
como estrellas
como lejanas llamas
medievales y flamìgeras

todo bailaba en aquella esfera nocturnal y sagrada:
los ojos como piedras preciosas pulidas por el viento y el agua
las grandes nalgas exorbitantes
los puntiagudos y montañosos pechos repletos de maternal leche
y las dulces vaginas chorreando esperma
despuès de coger una y 1000 veces

todo bailaba en aquel salòn de baile maldito y sobre todo nocturno
miliunanochesco: las lacias o enruladas o salvajes cabelleras
como llamas de rojo fuego

los brazos con sus brazaletes
los cuellos con sus collares
las blusas bluseras abiertas como piernas o como sexuales sexos
para no hablar de los tipos, los minos: pero eso no importa por ahora
porque su gran o pequeña pasiòn eran 
se sabe
las hermosas y sabrosonas 
pendejas

las cinturas las caderas todo giraba alrededor de la mùsica
los cuerpos sabiamente desnudos y orgiàsticos
dionisìacos como le gustaban a Nietzsche

letra mùsica y danza en su sacra unidad
confluìan hacia su cerebro 
allì convergìan volviendolo loco y locuaz

no obstante, el baile era algo catàrtico
algo sumamente terapèutico, digamos

basta de sandeces, de solo mirar a las jòvenes
se le hacìa agua la boca
como le ocurre a todo anciano màs o menos baboso
cuya pasiòn son 
las pendejas

al decir de Oliverio, eyaculaba palabras y poemas
en sus oìdos

y esto no era todo: tambièn ...

su pasiòn fueron
las pendejas:
las grandes y hermosas pendejas
las altas y delgadas pendejas
que como flores del Renacimiento
podìan con èl
ebrio de dicha
borracho de felicidad orgàsmica
las pendejas
las
pendejas

...

domingo, 14 de abril de 2024

cursos de poesia amorosa y erotica domingos Caballito

 En la escalera de caracol 


En la escalera de caracol
hicimos el amor 
muchas veces cuando jòvenes y hambrientos 
y borrachos de dolor y angustia 
no tenìamos un solo centavo
mientras el oleaje de vampiros y zombies
asolaba televisivamente en blanco y negro
las calles de la ciudad
en persecuciòn de sus incautas vìctimas
al solo objeto de drenarles 
toda la sangre

en el vano de esa escalera, en la sombra 
hicimos muchas veces el amor
a escondidas
y sigilosamente
con suaves gemidos reprimidos
a altas horas de la noche
porque èramos pobres y no tenìamos absolutamente nada
salvo la divina juventud
y enloquecidos de dicha
nuestras bocas se unìan
en un beso para siempre 
eterno e inmortal
mientras a lo lejos sonaba un instrumento de percusiòn
un piano tal vez
o algo por el estilo

en la escalera de caracol hicimos el amor
o sino en el amplio rectàngulo desierto de la plaza
en aquel verano que Machado ya viudo amò
mientras caìan las làgrimas y rodaban las làgrimas por tus mejillas
y un anciano voyeur o miròn
un antiguo sàtiro acaso
nos observaba amable y atentamente
con sus ojos rojos de deseo

o sino en los màs abyectos y berretas y baratos hoteles
llenos de arañas y telarañas
en redondas camas giratorias
mientras en otras habitaciones
las ladies aullaban de felicidad
y gritaban monòtonos poemas de amor
compuestos de 1 o 2 obscenas palabras
incesantemente repetidas

nos entregamos por aquel entonces o època
a ciertos determinados juegos vagamente sexuales o simplemente perversos
a ciertas inciertas indeterminadas pràcticas sadomasoquistas
mientras el inefable portero espiaba
por el ojo de la cerradura
como si no fuera un sòrdido y transistorio albergue a transistores
sino El Fuego de Barbusse
(Editorial Tor, Buenos Aires, 1929)

en la escalera de caracol hicimos cientos de veces el amor
procurando que los vecinos no se enterasen ni por asomo
por cuya causa a menudo te tapaba la boca con la mano
cuando estabas a punto de gritar
en medio de la medianoche 

en la escalera de caracol hicimos el amor
mientras algùn ciudadano volvìa a su casa
abrìa su puerta y la cerraba

cuantas veces habremos hecho el amor en la escalera de caracol
o en los màs roñosos y baratieris hoteles
o en las plazas y parques pùblicos por entonces no enrejados
apoyados en un centenario àrbol
cuyas ramas llegaban hasta las estrellas
y cuyas raìces poderosamente se hundìan 
hasta alcanzar el centro de la tierra

me mirabas siempre a los ojos
y yo miraba tus ojos limpios que me miraban
mientras sonreìas hermosa
o las làgrimas cristalinas resbalaban por tus mejillas
o mientras bailàbamos en las màs furiosas pistas de baile
formando la ronda
como una constelaciòn de Tango
en contra siempre de las agujas del reloj
en contra siempre del tiempo
y del espacio

en la escalera de caracol hacìamos el amor
porque èramos pobres como hermosas arañas negras
que durante las noches se deslizan
por la escalera
de caracol

esa escalera de caracol aùn existe
y no es precisamente una escalera al cielo
como reza la mencionada canciòn
sino una escalera a tierra
como en el tango

no tenìamos una sola moneda partida al medio
èramos pobres hasta decir basta
y por eso hacìamos el amor en lugares
en sitios francamente inusitados
por no decir inauditos
por no decir inèditos: escaleras, parques y plazas pùblicas, grandes
hoteles deshabitados
mientras afuera sonaba la canciòn de la lluvia
que repiqueteaba sobre los techos de cinc
o nos empapaba al salir a la noche y a la vida
y luego a dormir en una cama caliente y seca
seguramente desnudos y abrazados y haciendo
cucharita
como si fuèramos una blanca y dulce
medialuna

en la escalera de
caracol
hicimos
el 
amor