sábado, 4 de mayo de 2024

taller poesia surrealista Caballito 1537704979

 los grandes arquitectos medievales

cuando hacìan sus grandiosas càtedras y catedrales
se guardaban de pasar al anonimato
como si se tratara de una gigantesca obra colectiva
y no de un pequeño poema individual

conscientes de esa summa teòrica
digna de un Santo Tomàs de Aquino 
el nunca bien ponderado Aquinate
deslizaban sabidurìa al pasar
como buenos doctores doctos en picapiedras
preciosas piedras
grandes rocas pulidas
grandes vidrieras coloreadas
que no hacìan otra cosa que inmaterializar la materia
como si dicha catedral gòtica
flotara en el aire
dando esa sensaciòn de inmaterialidad
mientras las mujeres danzaban en ronda
esbeltas y delgadas casi famèlicas tuberculosas
sobre la puntita de los pies

de esta y no de otra forma 
los grandes arquitectos medievales y egipcios
supieron levantar los grandes o pequeños monumentos humanos
para celebraciòn y homenaje
de los venideros siglos
los siglos porvenir

el hombre es el porvenir del hombre
el hombre da testimonio
del hombre

asì y no de otra manera
se cumplen las grandes profecìas de mi madre anciana
al ritmo de la singer cantante
al ritmo de las hojas del otoño
que caen como silencios blancos
al ritmo de mi pobre padre enfermo y ya viudo
y al compàs del chicle que masca
el bailarìn de tango
mientras baila con su gran yegua imaginaria
entre sus brazos

su gran potra invisible

durante un tiempo,
las grandes lecturas de Sade
durante el crudo invierno porteñero
me reconciliaron con el universo
al igual que los estudios y nocturnos de Chopin
parecìan redimirme 
de la estupidez universal

pero què es la estupidez
en què consiste la inteligencia
con què se come eso?

he ahì la pregunta del millòn
digna de un Platòn
o un Sòcrates redivivo: no me 
refiero al jugador de football brazuca
que hacìa goles que daba miedo, calambres
como si fuera la cosa màs fàcil del mundo
a pesar de una leve renguera

pero no nos vayamos por las ramas, volvamos
al tema que nos convoca: la historia de la arquitectura

durante las grandes pandemias
me dedicaba a dar clases virtuales
me la rebuscaba con pequeños fraudes
no contemplados por la Ley
como delito
(ni siquiera como infracciòn):
hacer examenes 
mùltiples choice
y toda clase de imposturas màs o menos incorrectas
pequeñas microestafas
y cosas por el estilo

algunos se daban por aludidos, no les gustaba nada dicho asunto: me
gritaban por telèfono
llamaban a la policìa
o me gritaban a travès de la ventana
mientras, en el balcòn
yo me dedicaba a regar las plantas
durante las tardes
bajo el tibio sol del invierno
mientras sonaba Corelli

esto no era todo: cada 2 x 3
caìa en la trampa del celular:
pàginas eròticas
pàginas de hàbiles putas sabrosas
avisos clasificados
chats
todo sagazmente coordinado
por mentes informàticas
mediante hàbiles algoritmos y crepùsculos

mediante hàbiles algoritmos
las damiselas me sonsacaban hasta el ùltimo centavo
complotadas y conspirando mediante susurros al oìdo
de sus secuaces adlàteres: narcotraficantes, ladrones y toda clase de 
otros hampones:

por suerte, yo era un experimentado lector
un tanto maniàtico de
novelas pseudo policìacas
poemas varios
prosa poètica
poemas en prosa
poesìa pura
sonetos y haikus diversos
ensayos literarios y cientìficos
de toda laya y plumaje

me entregaba por las noches por entero
a la pràctica de la lectura automàtica
o raudamente me dirigìa a una torre justo acà a la vuelta
donde me entregaba a toda clase de actividades
vagamente sadomasoquistas: mientras una 
escort me masturbaba
la otra procedìa a sorber tè con limòn
munida de anteojos de sol
y grandes botas merced a las cuales la llamaban
el gato con botas
o
gato encerrado
gato montès 
el gatopardo

esto no es todo: concurrìa elegantemente ataviado
al cafè de la esquina
a los efectos que las bellas me contemplaban:

no pasaba absolutamente nada
las ladies ni se dignaban admirarme
ni de casualidad, desviaban la mirada al verme 
o incluso parecìan hacer como gestos de asco
fruncìan el ceño
me cortaban el rostro
bàsicamente

indudablemente
ya habìa pasado
mi cuarto de hora
mi divina juventud

a resignarse entonces
condenado a la lectura de extensos libracos amarillentos
exiliado de la belleza
yo, que "adoro la hermosura"
Machado dixit

por otra parte, tambièn solìa dirigirme por las mañanas
en mis ratos libres
a la plaza màs cercana
para hacer footing
o como diablos se llame
atletismo gimnasia flexiones etc.

bajo el sol del invierno
bajo la llovizna la garùa
o la lluvia de hojas en diagonal
del otoño ...

"Amaneciò la calle toda dorada, el viento" etc. solìa recitar como un 
condenado a mis alumnos por las mañanas del invierno
mientras ellas bostezaban cordialmente ...

escribìa mis poemas
en el vidrio empañado de la ventana ...
a travès del cual miraba la calle bulliciosa
y a las damas que pasaban ...

adoro la hermosura etc.

taller poesia surrealista sabados domingos 49034485

 los grandes arquitectos medievales

cuando hacìan sus grandiosas càtedras y catedrales
se guardaban de pasar al anonimato
como si se tratara de una gigantesca obra colectiva
y no de un pequeño poema individual

conscientes de esa summa teòrica
digna de un Santo Tomàs de Aquino 
el nunca bien ponderado Aquinate
deslizaban sabidurìa al pasar
como buenos doctores doctos en picapiedras
preciosas piedras
grandes rocas pulidas
grandes vidrieras coloreadas
que no hacìan otra cosa que inmaterializar la materia
como si dicha catedral gòtica
flotara en el aire
dando esa sensaciòn de inmaterialidad
mientras las mujeres danzaban en ronda
esbeltas y delgadas casi famèlicas tuberculosas
sobre la puntita de los pies

de esta y no de otra forma 
los grandes arquitectos medievales y egipcios
supieron levantar los grandes o pequeños monumentos humanos
para celebraciòn y homenaje
de los venideros siglos
los siglos porvenir

el hombre es el porvenir del hombre
el hombre da testimonio
del hombre

asì y no de otra manera
se cumplen las grandes profecìas de mi madre anciana
al ritmo de la singer cantante
al ritmo de las hojas del otoño
que caen como silencios blancos
al ritmo de mi pobre padre enfermo y ya viudo
y al compàs del chicle que masca
el bailarìn de tango
mientras baila con su gran yegua imaginaria
entre sus brazos

su gran potra invisible

durante un tiempo,
las grandes lecturas de Sade
durante el crudo invierno porteñero
me reconciliaron con el universo
al igual que los estudios y nocturnos de Chopin
parecìan redimirme 
de la estupidez universal

pero què es la estupidez
en què consiste la inteligencia
con què se come eso?

he ahì la pregunta del millòn
digna de un Platòn
o un Sòcrates redivivo: no me 
refiero al jugador de football brazuca
que hacìa goles que daba miedo, calambres
como si fuera la cosa màs fàcil del mundo
a pesar de una leve renguera

pero no nos vayamos por las ramas, volvamos
al tema que nos convoca: la historia de la arquitectura

durante las grandes pandemias
me dedicaba a dar clases virtuales
me la rebuscaba con pequeños fraudes
no contemplados por la Ley
como delito
(ni siquiera como infracciòn):
hacer examenes 
mùltiples choice
y toda clase de imposturas màs o menos incorrectas
pequeñas microestafas
y cosas por el estilo

algunos se daban por aludidos, no les gustaba nada dicho asunto: me
gritaban por telèfono
llamaban a la policìa
o me gritaban a travès de la ventana
mientras, en el balcòn
yo me dedicaba a regar las plantas
durante las tardes
bajo el tibio sol del invierno
mientras sonaba Corelli

esto no era todo: cada 2 x 3
caìa en la trampa del celular:
pàginas eròticas
pàginas de hàbiles putas sabrosas
avisos clasificados
chats
todo sagazmente coordinado
por mentes informàticas
mediante hàbiles algoritmos y crepùsculos

mediante hàbiles algoritmos
las damiselas me sonsacaban hasta el ùltimo centavo
complotadas y conspirando mediante susurros al oìdo
de sus secuaces adlàteres: narcotraficantes, ladrones y toda clase de 
otros hampones:

por suerte, yo era un experimentado lector
un tanto maniàtico de
novelas pseudo policìacas
poemas varios
prosa poètica
poemas en prosa
poesìa pura
sonetos y haikus diversos
ensayos literarios y cientìficos
de toda laya y plumaje

me entregaba por las noches por entero
a la pràctica de la lectura automàtica
o raudamente me dirigìa a una torre justo acà a la vuelta
donde me entregaba a toda clase de actividades
vagamente sadomasoquistas: mientras una 
escort me masturbaba
la otra procedìa a sorber tè con limòn
munida de anteojos de sol
y grandes botas merced a las cuales la llamaban
el gato con botas
o
gato encerrado
gato montès 
el gatopardo

esto no es todo: concurrìa elegantemente ataviado
al cafè de la esquina
a los efectos que las bellas me contemplaban:

no pasaba absolutamente nada
las ladies ni se dignaban admirarme
ni de casualidad, desviaban la mirada al verme 
o incluso parecìan hacer como gestos de asco
fruncìan el ceño
me cortaban el rostro
bàsicamente

indudablemente
ya habìa pasado
mi cuarto de hora
mi divina juventud

a resignarse entonces
condenado a la lectura de extensos libracos amarillentos
exiliado de la belleza
yo, que "adoro la hermosura"
Machado dixit

por otra parte, tambièn solìa dirigirme por las mañanas
en mis ratos libres
a la plaza màs cercana
para hacer footing
o como diablos se llame
atletismo gimnasia flexiones etc.

bajo el sol del invierno
bajo la llovizna la garùa
o la lluvia de hojas en diagonal
del otoño ...

"Amaneciò la calle toda dorada, el viento" etc. solìa recitar como un 
condenado a mis alumnos por las mañanas del invierno
mientras ellas bostezaban cordialmente ...

escribìa mis poemas
en el vidrio empañado de la ventana ...
a travès del cual miraba la calle bulliciosa
y a las damas que pasaban ...

adoro la hermosura etc.

poemas eroticos Caballito

 Me imagino


Me imagino, quiero creer 
(mientras escucho a Telemann)
que en la edad antigua hacìan el amor
a diestra y siniestra
como la cosa màs natural del mundo, asì lo
atestiguan ciertas pinturas pompeyanas
o herculanas, ciertas ànforas griegas, ciertos dibujos sagazmente eròticos
ciertas acuarelas
maravillosamente obscenas
fantàsticamente pornogràficas

me imagino que a travès de las edades
las muchedumbres de campesinos y aristòcratas
entreverados se entregaban a las orgìas màs asombrosamente descomunales 
asì como los dioses olìmpicos
a las bacanales màs extrañas y turbulentas:

torrentes de sangre, làgrimas, estiercol, sudores, semen, orina y excrementos
se entremezclaban con miles de cuerpos desnudos
abandonados al baile de san vito
y a las convulsiones màs epilèticas y vampìricas
en un esplèndido infierno de materias corporeas
viscosamente chapaleaban en la ciènaga
como en una bizarra pelìcula de terror clase B
de los 60 o 70

en la que los muertos vivos, zombies, vudù y demàs lacras cinèfilas
adoradas por Puig entre otros 
mezclaban sus aullidos màs o menos guturales
en una fiesta satànica y tanàtica
digna de Bataille
Nietzsche
El Bosco
y todos los otros
dignos o no de menciòn

sì me imagino que hartos de una vida campesina de dolor y miserias sin fin
se abandonaban al rayo del orgasmo
penentrando
en todos los agujeros corporales: fosas nasales, marinas, comunes,
orejas, aros, anillos, anos, esfìnteres, bocas desdentadas y rientes,
vaginas de las que emergìan rayos de luces
como una catedral de luz
vulvas grandes como ciudades medievales 
y laberìnticas

barrocamente se desgañitaban en alaridos
en aullidos dignos de Ginsberg
mientras sonaba Telemann

cascadas de baba
bañados en semen

luego se quedarìan dormidos
hartos hasta la nàusea
hasta la masmèdula asqueados
de tanta droga sexual y sensual
de tanto vicio estèril
como un barril agujereado 

y a travès de los tiempos
orgìas o batallas en medio del campo
fertilizaban la tierra

desde lo alto Dios contemplaba sonriente las hecatombes
los humanos sacrificos
los expiatorios chivos
mientras Telemann sonaba

los antiguos libros eran discretos al respecto
pero los personajes arrojaban sus ropas de època
y se dedicaban a fornicar

los campesinos tambièn en sus ratos de ocio
por las noches
cogìan con sus mujeres para tener grandes parentelas
y asì escapar a la guadaña de la Muerte

y en medio de esa pobre y breve vida miserable
el relàmpago interior del orgasmo
ese dulce terremoto
los hacìa dichosos
felizmente fulminados
afortunadamente calcinados

las prostitutas iban de un rascacielos a otro
a los efectos de desnudarse y cobrar
a travès de la noche
en raudos taxis 
o durante el dìa
se desnudaban se abrìan de piernas o succionaban habilmente
no sin antes cobrar de movida sus dòlares
de entrada
sin chistar
o mediante bancarias transferencias

mientras en los bares o en los calientes hogares
las familias deglutìan sus comidas
bebìan sus brebajes
mientras sonaba Telemann

o miraban el aparato de televisiòn
u oìan reggaeton o electrònica mùsica
o cada uno estudiaba incesante su celular

y cada 100 años la humanidad entera se renovaba completa
gracias a la Sra. Muerte

y Telemann seguìa sonando
es màs: solo Telemann
o Bach
o Beethoven
quedaban

de los millones de mensajes de Watsapp no quedaba nada
solo quedaba 
algùn que otro soneto perfecto
Borgiano o gongorino:
no mucho màs

poesia erotica Caballito

 Me imagino


Me imagino, quiero creer 
(mientras escucho a Telemann)
que en la edad antigua hacìan el amor
a diestra y siniestra
como la cosa màs natural del mundo, asì lo
atestiguan ciertas pinturas pompeyanas
o herculanas, ciertas ànforas griegas, ciertos dibujos sagazmente eròticos
ciertas acuarelas
maravillosamente obscenas
fantàsticamente pornogràficas

me imagino que a travès de las edades
las muchedumbres de campesinos y aristòcratas
entreverados se entregaban a las orgìas màs asombrosamente descomunales 
asì como los dioses olìmpicos
a las bacanales màs extrañas y turbulentas:

torrentes de sangre, làgrimas, estiercol, sudores, semen, orina y excrementos
se entremezclaban con miles de cuerpos desnudos
abandonados al baile de san vito
y a las convulsiones màs epilèticas y vampìricas
en un esplèndido infierno de materias corporeas
viscosamente chapaleaban en la ciènaga
como en una bizarra pelìcula de terror clase B
de los 60 o 70

en la que los muertos vivos, zombies, vudù y demàs lacras cinèfilas
adoradas por Puig entre otros 
mezclaban sus aullidos màs o menos guturales
en una fiesta satànica y tanàtica
digna de Bataille
Nietzsche
El Bosco
y todos los otros
dignos o no de menciòn

sì me imagino que hartos de una vida campesina de dolor y miserias sin fin
se abandonaban al rayo del orgasmo
penentrando
en todos los agujeros corporales: fosas nasales, marinas, comunes,
orejas, aros, anillos, anos, esfìnteres, bocas desdentadas y rientes,
vaginas de las que emergìan rayos de luces
como una catedral de luz
vulvas grandes como ciudades medievales 
y laberìnticas

barrocamente se desgañitaban en alaridos
en aullidos dignos de Ginsberg
mientras sonaba Telemann

cascadas de baba
bañados en semen

luego se quedarìan dormidos
hartos hasta la nàusea
hasta la masmèdula asqueados
de tanta droga sexual y sensual
de tanto vicio estèril
como un barril agujereado 

y a travès de los tiempos
orgìas o batallas en medio del campo
fertilizaban la tierra

desde lo alto Dios contemplaba sonriente las hecatombes
los humanos sacrificos
los expiatorios chivos
mientras Telemann sonaba

los antiguos libros eran discretos al respecto
pero los personajes arrojaban sus ropas de època
y se dedicaban a fornicar

los campesinos tambièn en sus ratos de ocio
por las noches
cogìan con sus mujeres para tener grandes parentelas
y asì escapar a la guadaña de la Muerte

y en medio de esa pobre y breve vida miserable
el relàmpago interior del orgasmo
ese dulce terremoto
los hacìa dichosos
felizmente fulminados
afortunadamente calcinados

las prostitutas iban de un rascacielos a otro
a los efectos de desnudarse y cobrar
a travès de la noche
en raudos taxis 
o durante el dìa
se desnudaban se abrìan de piernas o succionaban habilmente
no sin antes cobrar de movida sus dòlares
de entrada
sin chistar
o mediante bancarias transferencias

mientras en los bares o en los calientes hogares
las familias deglutìan sus comidas
bebìan sus brebajes
mientras sonaba Telemann

o miraban el aparato de televisiòn
u oìan reggaeton o electrònica mùsica
o cada uno estudiaba incesante su celular

y cada 100 años la humanidad entera se renovaba completa
gracias a la Sra. Muerte

y Telemann seguìa sonando
es màs: solo Telemann
o Bach
o Beethoven
quedaban

de los millones de mensajes de Watsapp no quedaba nada
solo quedaba 
algùn que otro soneto perfecto
Borgiano o gongorino:
no mucho màs

martes, 30 de abril de 2024

Poesia narrativa domingos Caballito sabados 49034485

 El borracho perfecto


Por las noches se emborracha
en el cafè de la esquina
mientras las parejas enamoradas 
hacen sus arrumacos màs o menos violentos

al atardecer, duerme impunemente la siesta
mientras todos los demàs hacen sus labores implacables
dueños de lo inesperado, saborean sus dulces espasmos

mientras escucha a Stravinsky, alucina con insolentes damiselas eròticas
quienes lo defraudan habitualmente
mediante sutiles estratagemas amorosas
y otros ardides vagamente romànticos: besos acaramelados
òsculos furiosos
convulsivos orgasmos medianamente bellos
embarazosos

no conforme con ello, sale por las noches absolutamente borracho
de amor
a pasearse por las calles màs o menos solitarias
o sino, en tren de gira, irrumpe en los salones de baile,
en las austeras milongas
con el objeto de bailar unos buenos tangos
a pesar de su penetrante olor a alcohol
y a tabaco
o incluso marihuana (es marihuanero ademàs de alcohòlico)

sin rumbo fijo, vaga por las calles por la madrugada
recordando obstinadamente las ladies que anduvieron
por sus brazos y abrazos
sus brasas
sus cenizas

por momentos se pone violento
con amigos y enemigos: entablan toda clase de charlas totalmente 
absurdas, incoherentes a màs no poder, pero
no puede dejar ese vicio maldito
que lo convierte en un balde
en un recipiente agujereado

borracho insolente, no puede con su falta de genio
y derrama improperios a diestra y siniestra
vomita en un tacho de basura 
en una direcciòn de escuela 
frente a atònitos directora profesores preceptores
y demàs autoridades y pùblicos empleados
pùblicos y privados funcionarios:

lo llevan al hospital en una ambulancia mientras lo conducen a la sala de guardia
llama por telèfono a su novia ausente, su inmòvil amada
a quien entre sollozos le comenta lo sucedido recientemente, le dan
asimismo alguna pastilla para que se deje de una vez por todas
de romper las pelotas con pelotudeces ojo lo burdo està prohibido
pero al borracho consuetudinario no le importa nada
o demasiado poco

esta es la vida entonces del perdido boracho:
lo echan de las librerìas
no consigue laburo por ninguna parte
hediondo a alcohol y tabaco 
(cuando no marihuana)
lo expulsan de los sitios màs obscenos y abstractos
los hoteles para pasajeros 
las pensiones màs sòrdidas no lo quieren ver
ni en figurita

increiblemente, en el Correo Viejo (un salòn de rock devenido
tanguerìa) se levanta una mina
pero en cuanto estàn por subir al auto de la piba
el muy pelotudo se pone a vomitar           
vomita durante un rato 
y luego en zigzag llega al Parque Rivadavia 
donde se duerme en un banco de la dicha plaza
mientras emergen las primeras luces
del amanecer ...

despierta
se dirige a la mansiòn que habita (heredada de sus padres)
duerme hasta el mediodìa
vuelve a despertarse
desayuna un gin con hielo una ginebra
recordando viejos tiempos nocturnos
cuando se paraba en la barra a contemplar a las bellas
mientras bailaban entre los brazos de los turros
que bailaban como los dioses
Nietzsche mediante

nada de gags, nada de bromas pesadas o livianas: 
parado en la barra, no era raro
que una lady se parara al lado y lo mirara fijamente o de reojo
como invitàndolo a bailar

ya medio ebrio
de alcohol y de amor por la hermosa
se posicionaba en el centro del ring danzante
y de pronto besaba apasionadamente 
esos labios ardientes
que lo volvìan loco de dicha

lamentable o afortunadamente, la mujer era casada
con un elegante filòsofo o sociòlogo màs o menos famoso en 
esos campos intelectuales, ella por su parte
tambièn era conocida en el ambiente tanguero y literario, publicaba
toda suerte de novelas, ensayos, poemas de amor incluso

èl recordaba lejanamente haber leido algo suyo en algùn tiempo
ahora sonaba Stravinsky, la primavera,
en una mesa se tomaba champàn y otras burbujeantes delicias
en la calle, habìa personas durmiendo a 
pesar del frìo, la lluvia, el gigante africano por ejemplo:
seguramente hablaba francès, el loco que hablaba solo ya no estaba 
nunca en la ochava de Beauchef y Rosario, frente al Parque Rivadavia: segura
mente habìa muerto, le habìa pasado algo, en esa ochava se sentìa esa ausencia
brillaba por eso

no vio màs a esa mujer pero siguiò escuchando que hablaban sobre ella
en algunos lados, algunos escombros, y a su dorima incluso lo vio
en el aparato televisivo, despotricando contra el actual Presidente de la Naciòn,
el anarcolibertario
o anarcocapitalista
(con què se come eso?)

continuaba tomando continuamente
su mente se iba deteriorando al tiempo que envejecìa, le 
gustaba el poeta salteño Manuel Castilla, aunque uno se pregunta
què diablos le verìa o què demonios leerìa allì mismo, en ese libro
del CEAL

so pretexto de ordenar la barrial biblioteca
se afanaba mientras tanto, cada dìa, cada noche, toda
clase de libros, en lo posible, primeras ediciones, libros raros y
antiguos, a 

veces lo descubrìan, entonces, obviamente, lo echaban a patadas
entreveradas con oscuras amenazas màs o menos jurìdicas:
volvìa a las andadas, pedìa prestado o fiado, vendìa libros

en puestos de chapa en ferias de libros donde en el verano
te recontracagabas de calor (no hay otra manera de decirlo): era el 
infierno libresco, enciclopèdico, que le dicen, el infierno
escolar: 

en sus ratos de ocio (que eran demasiados) se encamaba
con desdentadas prostitutas 
en casas tabicadas en habitaciones
estancos compartimentos negros
y gordas hetairas que procuraban hacerlo
acabar lo màs ràpido posible
o se lo pasaban de una a otra 
mientras le iban sacando todo su dinero
y evitando en lo posible
se quedara dormido
en un sillòn o futòn
mientras sonaba Mahler

mientras sonaba Mahler: borracho de dolor y angustia por sus
malditos vicios, como un Erdosain exacerbado y redivivo, no
obstante, se acostaba a veces, con pendejas bellìsimas
que lo despreciaban cordial y
francamente

ùltimamente dormìa en los parques pùblicos
o en hogares del Estado por las noches
afanandose en que no le afanaran
las pocas pertenencias 
que aùn empero le quedaban

otra costumbre suya era caminar durante horas
con el objeto de eliminar de una vez por todas
esa maldita busarda
Mahler o Stravinsky
mediante

taller poemas narrativos Caballito sabados domingos 49034485

 El borracho perfecto


Por las noches se emborracha
en el cafè de la esquina
mientras las parejas enamoradas 
hacen sus arrumacos màs o menos violentos

al atardecer, duerme impunemente la siesta
mientras todos los demàs hacen sus labores implacables
dueños de lo inesperado, saborean sus dulces espasmos

mientras escucha a Stravinsky, alucina con insolentes damiselas eròticas
quienes lo defraudan habitualmente
mediante sutiles estratagemas amorosas
y otros ardides vagamente romànticos: besos acaramelados
òsculos furiosos
convulsivos orgasmos medianamente bellos
embarazosos

no conforme con ello, sale por las noches absolutamente borracho
de amor
a pasearse por las calles màs o menos solitarias
o sino, en tren de gira, irrumpe en los salones de baile,
en las austeras milongas
con el objeto de bailar unos buenos tangos
a pesar de su penetrante olor a alcohol
y a tabaco
o incluso marihuana (es marihuanero ademàs de alcohòlico)

sin rumbo fijo, vaga por las calles por la madrugada
recordando obstinadamente las ladies que anduvieron
por sus brazos y abrazos
sus brasas
sus cenizas

por momentos se pone violento
con amigos y enemigos: entablan toda clase de charlas totalmente 
absurdas, incoherentes a màs no poder, pero
no puede dejar ese vicio maldito
que lo convierte en un balde
en un recipiente agujereado

borracho insolente, no puede con su falta de genio
y derrama improperios a diestra y siniestra
vomita en un tacho de basura 
en una direcciòn de escuela 
frente a atònitos directora profesores preceptores
y demàs autoridades y pùblicos empleados
pùblicos y privados funcionarios:

lo llevan al hospital en una ambulancia mientras lo conducen a la sala de guardia
llama por telèfono a su novia ausente, su inmòvil amada
a quien entre sollozos le comenta lo sucedido recientemente, le dan
asimismo alguna pastilla para que se deje de una vez por todas
de romper las pelotas con pelotudeces ojo lo burdo està prohibido
pero al borracho consuetudinario no le importa nada
o demasiado poco

esta es la vida entonces del perdido boracho:
lo echan de las librerìas
no consigue laburo por ninguna parte
hediondo a alcohol y tabaco 
(cuando no marihuana)
lo expulsan de los sitios màs obscenos y abstractos
los hoteles para pasajeros 
las pensiones màs sòrdidas no lo quieren ver
ni en figurita

increiblemente, en el Correo Viejo (un salòn de rock devenido
tanguerìa) se levanta una mina
pero en cuanto estàn por subir al auto de la piba
el muy pelotudo se pone a vomitar           
vomita durante un rato 
y luego en zigzag llega al Parque Rivadavia 
donde se duerme en un banco de la dicha plaza
mientras emergen las primeras luces
del amanecer ...

despierta
se dirige a la mansiòn que habita (heredada de sus padres)
duerme hasta el mediodìa
vuelve a despertarse
desayuna un gin con hielo una ginebra
recordando viejos tiempos nocturnos
cuando se paraba en la barra a contemplar a las bellas
mientras bailaban entre los brazos de los turros
que bailaban como los dioses
Nietzsche mediante

nada de gags, nada de bromas pesadas o livianas: 
parado en la barra, no era raro
que una lady se parara al lado y lo mirara fijamente o de reojo
como invitàndolo a bailar

ya medio ebrio
de alcohol y de amor por la hermosa
se posicionaba en el centro del ring danzante
y de pronto besaba apasionadamente 
esos labios ardientes
que lo volvìan loco de dicha

lamentable o afortunadamente, la mujer era casada
con un elegante filòsofo o sociòlogo màs o menos famoso en 
esos campos intelectuales, ella por su parte
tambièn era conocida en el ambiente tanguero y literario, publicaba
toda suerte de novelas, ensayos, poemas de amor incluso

èl recordaba lejanamente haber leido algo suyo en algùn tiempo
ahora sonaba Stravinsky, la primavera,
en una mesa se tomaba champàn y otras burbujeantes delicias
en la calle, habìa personas durmiendo a 
pesar del frìo, la lluvia, el gigante africano por ejemplo:
seguramente hablaba francès, el loco que hablaba solo ya no estaba 
nunca en la ochava de Beauchef y Rosario, frente al Parque Rivadavia: segura
mente habìa muerto, le habìa pasado algo, en esa ochava se sentìa esa ausencia
brillaba por eso

no vio màs a esa mujer pero siguiò escuchando que hablaban sobre ella
en algunos lados, algunos escombros, y a su dorima incluso lo vio
en el aparato televisivo, despotricando contra el actual Presidente de la Naciòn,
el anarcolibertario
o anarcocapitalista
(con què se come eso?)

continuaba tomando continuamente
su mente se iba deteriorando al tiempo que envejecìa, le 
gustaba el poeta salteño Manuel Castilla, aunque uno se pregunta
què diablos le verìa o què demonios leerìa allì mismo, en ese libro
del CEAL

so pretexto de ordenar la barrial biblioteca
se afanaba mientras tanto, cada dìa, cada noche, toda
clase de libros, en lo posible, primeras ediciones, libros raros y
antiguos, a 

veces lo descubrìan, entonces, obviamente, lo echaban a patadas
entreveradas con oscuras amenazas màs o menos jurìdicas:
volvìa a las andadas, pedìa prestado o fiado, vendìa libros

en puestos de chapa en ferias de libros donde en el verano
te recontracagabas de calor (no hay otra manera de decirlo): era el 
infierno libresco, enciclopèdico, que le dicen, el infierno
escolar: 

en sus ratos de ocio (que eran demasiados) se encamaba
con desdentadas prostitutas 
en casas tabicadas en habitaciones
estancos compartimentos negros
y gordas hetairas que procuraban hacerlo
acabar lo màs ràpido posible
o se lo pasaban de una a otra 
mientras le iban sacando todo su dinero
y evitando en lo posible
se quedara dormido
en un sillòn o futòn
mientras sonaba Mahler

mientras sonaba Mahler: borracho de dolor y angustia por sus
malditos vicios, como un Erdosain exacerbado y redivivo, no
obstante, se acostaba a veces, con pendejas bellìsimas
que lo despreciaban cordial y
francamente

ùltimamente dormìa en los parques pùblicos
o en hogares del Estado por las noches
afanandose en que no le afanaran
las pocas pertenencias 
que aùn empero le quedaban

otra costumbre suya era caminar durante horas
con el objeto de eliminar de una vez por todas
esa maldita busarda
Mahler o Stravinsky
mediante

lunes, 29 de abril de 2024

 Muerte en vida  

Muerte en vida o
vida en muerte

Muerto en vida me siento 
y por eso escribo 
hasta la muerte
hasta la vida

con toda la vida por delante
con toda la muerte por detràs y por encima y por 
debajo

por todas partes, siento el olor a muerte
en vida
en la vida

en las calles veo a los muertos
en vida
envidia
envido

los fantasmas
los zombies
aullando en los supermercados
en busca de sus incautas 
vìctimas

los vampiros hincando sus colmillos en los blancos cuellos
de las doncellas
para drenarles
toda la sangre

dònde se han ido todos?

de pronto me despierto 
encima y en la sima
de una montaña de cadàveres

como si la guerra hubiera terminado
y yo fuera uno de los pocos sobrevivientes

todos han muerto de a poco
y me he quedado absolutamente solo
en medio de la casa vacìa
escribiendo poemas en la luz fantasmal 
de la computadora
mientras suena 
Isaac
Albèniz
en el antiguo piano
de una antigua grabaciòn
del siglo pasado

por momentos, tengo miedo
de volverme totalmente loco
de remate
chiflado
sin remedio alguno

todos han muerto: la abuela, papà y mamà
hasta la perra de nombre sami muriò
la eterna investigadora
con su hermosa nariz siempre
hùmeda

todos han muerto de pronto
y yo pasado el medio siglo de vida
me entrego a los placeres màs desenfrenados
los vicios màs desbocados
y a la droga màs potente e irresistible: el
Sexo

en las noches de luna llena
salgo en busca de una hermosa
o la bella viene hacia mì
con su falsa sonrisa
y sus ojos en blanco
o inyectados en sangre
bàsicamente

eso no es todo: de golpe 
despierto con un cuerpo desnudo y joven a mi lado
esa fresca juventud divina que tanto añoro y envidio
y la verdad no tengo la menor idea
quien està a mi lado
quien diablos es la bella que duerme a mi costado
como si se tratara de la bella durmiente del bosque
o una joven prostituta
o una criatura de otro planeta
u otra dimensiòn
la desconocida e ignota dimensiòn
indudablemente

y todo ello mientras suena Albeniz
(Colecciòn diario La Naciòn
o The Nation como decìa el gordo poeta barbudo
mientras vendìa viejos libros bajo la lluvia
o bajo el sol màs infernal y ensordecedor
que se haya visto nunca).

Recuerdos de otros planetas distantes
y distintos
recuerdos del futuro cercano o lejano
o del Oriente pròximo cercano o lejano
como si se tratara de otra galaxia
y no de mundos colonizados por el imperialismo màs sanguinario
Said mediante 

Muerto en vida persisto en hacer el amor y deshacerlo
me regalan viejos libros de poemas mojados por la lluvia
que pongo a secar al sol y al viento del otoño
como si eso fuera una soluciòn

mientras que me acuesto con jòvenes prostitutas
que me arrancan un ojo de la cara 
o un testìculo
con sus largas y afiladas y pintadas uñas

solo en medio de la noche
en medio de Albèniz

muerto muerto para siempre y por siempre
muerto en vida
moviendo un poco el esqueleto
sacandole el cuero a alguno
soslayando otarios
esquivando
giles de lecherìa

desempaquetando
viejos recuerdos
en el piano letrado
en el teclado letrado

dònde se han ido todos?
me han dejado solo como a un perro
si hasta la perrita Sami se quedò dura una noche
mientras bailàbamos cumbia o rock & roll
mirando la nada
o una nube gris

todos se han ido
yo solo quedo
en medio de la casa vacìa
escribiendo poemas 
bajo la luz fantasmal
de la computadora 

mientras suena Albèniz

y para refrenar este exceso de muerte
me encamo con las damas màs potentes y desnudas
que me sacan un ojo de la cara 

pierdo el tiempo miserablemente 
de la manera màs absurda
mediante las tecnologias màs avanzadas 

y las damas de grandes pechos
me ahogan en sus leches màs blancas e hirvientes
o sino me asfixian 
con sus gigantescas nalgas
como grandes y carnales esferas