sábado, 4 de mayo de 2024

poemas eroticos Caballito

 Me imagino


Me imagino, quiero creer 
(mientras escucho a Telemann)
que en la edad antigua hacìan el amor
a diestra y siniestra
como la cosa màs natural del mundo, asì lo
atestiguan ciertas pinturas pompeyanas
o herculanas, ciertas ànforas griegas, ciertos dibujos sagazmente eròticos
ciertas acuarelas
maravillosamente obscenas
fantàsticamente pornogràficas

me imagino que a travès de las edades
las muchedumbres de campesinos y aristòcratas
entreverados se entregaban a las orgìas màs asombrosamente descomunales 
asì como los dioses olìmpicos
a las bacanales màs extrañas y turbulentas:

torrentes de sangre, làgrimas, estiercol, sudores, semen, orina y excrementos
se entremezclaban con miles de cuerpos desnudos
abandonados al baile de san vito
y a las convulsiones màs epilèticas y vampìricas
en un esplèndido infierno de materias corporeas
viscosamente chapaleaban en la ciènaga
como en una bizarra pelìcula de terror clase B
de los 60 o 70

en la que los muertos vivos, zombies, vudù y demàs lacras cinèfilas
adoradas por Puig entre otros 
mezclaban sus aullidos màs o menos guturales
en una fiesta satànica y tanàtica
digna de Bataille
Nietzsche
El Bosco
y todos los otros
dignos o no de menciòn

sì me imagino que hartos de una vida campesina de dolor y miserias sin fin
se abandonaban al rayo del orgasmo
penentrando
en todos los agujeros corporales: fosas nasales, marinas, comunes,
orejas, aros, anillos, anos, esfìnteres, bocas desdentadas y rientes,
vaginas de las que emergìan rayos de luces
como una catedral de luz
vulvas grandes como ciudades medievales 
y laberìnticas

barrocamente se desgañitaban en alaridos
en aullidos dignos de Ginsberg
mientras sonaba Telemann

cascadas de baba
bañados en semen

luego se quedarìan dormidos
hartos hasta la nàusea
hasta la masmèdula asqueados
de tanta droga sexual y sensual
de tanto vicio estèril
como un barril agujereado 

y a travès de los tiempos
orgìas o batallas en medio del campo
fertilizaban la tierra

desde lo alto Dios contemplaba sonriente las hecatombes
los humanos sacrificos
los expiatorios chivos
mientras Telemann sonaba

los antiguos libros eran discretos al respecto
pero los personajes arrojaban sus ropas de època
y se dedicaban a fornicar

los campesinos tambièn en sus ratos de ocio
por las noches
cogìan con sus mujeres para tener grandes parentelas
y asì escapar a la guadaña de la Muerte

y en medio de esa pobre y breve vida miserable
el relàmpago interior del orgasmo
ese dulce terremoto
los hacìa dichosos
felizmente fulminados
afortunadamente calcinados

las prostitutas iban de un rascacielos a otro
a los efectos de desnudarse y cobrar
a travès de la noche
en raudos taxis 
o durante el dìa
se desnudaban se abrìan de piernas o succionaban habilmente
no sin antes cobrar de movida sus dòlares
de entrada
sin chistar
o mediante bancarias transferencias

mientras en los bares o en los calientes hogares
las familias deglutìan sus comidas
bebìan sus brebajes
mientras sonaba Telemann

o miraban el aparato de televisiòn
u oìan reggaeton o electrònica mùsica
o cada uno estudiaba incesante su celular

y cada 100 años la humanidad entera se renovaba completa
gracias a la Sra. Muerte

y Telemann seguìa sonando
es màs: solo Telemann
o Bach
o Beethoven
quedaban

de los millones de mensajes de Watsapp no quedaba nada
solo quedaba 
algùn que otro soneto perfecto
Borgiano o gongorino:
no mucho màs

1 comentario:

  1. Me imagino

    Me imagino, quiero creer
    (mientras escucho a Telemann)
    que en la edad antigua hacìan el amor
    a diestra y siniestra
    como la cosa màs natural del mundo, asì lo
    atestiguan ciertas pinturas pompeyanas
    o herculanas, ciertas ànforas griegas, ciertos dibujos sagazmente eròticos
    ciertas acuarelas
    maravillosamente obscenas
    fantàsticamente pornogràficas

    me imagino que a travès de las edades
    las muchedumbres de campesinos y aristòcratas
    entreverados se entregaban a las orgìas màs asombrosamente descomunales
    asì como los dioses olìmpicos
    a las bacanales màs extrañas y turbulentas:

    torrentes de sangre, làgrimas, estiercol, sudores, semen, orina y excrementos
    se entremezclaban con miles de cuerpos desnudos
    abandonados al baile de san vito
    y a las convulsiones màs epilèticas y vampìricas
    en un esplèndido infierno de materias corporeas
    viscosamente chapaleaban en la ciènaga
    como en una bizarra pelìcula de terror clase B
    de los 60 o 70

    en la que los muertos vivos, zombies, vudù y demàs lacras cinèfilas
    adoradas por Puig entre otros
    mezclaban sus aullidos màs o menos guturales
    en una fiesta satànica y tanàtica
    digna de Bataille
    Nietzsche
    El Bosco
    y todos los otros
    dignos o no de menciòn

    sì me imagino que hartos de una vida campesina de dolor y miserias sin fin
    se abandonaban al rayo del orgasmo
    penentrando
    en todos los agujeros corporales: fosas nasales, marinas, comunes,
    orejas, aros, anillos, anos, esfìnteres, bocas desdentadas y rientes,
    vaginas de las que emergìan rayos de luces
    como una catedral de luz
    vulvas grandes como ciudades medievales
    y laberìnticas

    barrocamente se desgañitaban en alaridos
    en aullidos dignos de Ginsberg
    mientras sonaba Telemann

    cascadas de baba
    bañados en semen

    luego se quedarìan dormidos
    hartos hasta la nàusea
    hasta la masmèdula asqueados
    de tanta droga sexual y sensual
    de tanto vicio estèril
    como un barril agujereado

    y a travès de los tiempos
    orgìas o batallas en medio del campo
    fertilizaban la tierra

    desde lo alto Dios contemplaba sonriente las hecatombes
    los humanos sacrificos
    los expiatorios chivos
    mientras Telemann sonaba

    los antiguos libros eran discretos al respecto
    pero los personajes arrojaban sus ropas de època
    y se dedicaban a fornicar

    los campesinos tambièn en sus ratos de ocio
    por las noches
    cogìan con sus mujeres para tener grandes parentelas
    y asì escapar a la guadaña de la Muerte

    y en medio de esa pobre y breve vida miserable
    el relàmpago interior del orgasmo
    ese dulce terremoto
    los hacìa dichosos
    felizmente fulminados
    afortunadamente calcinados

    las prostitutas iban de un rascacielos a otro
    a los efectos de desnudarse y cobrar
    a travès de la noche
    en raudos taxis
    o durante el dìa
    se desnudaban se abrìan de piernas o succionaban habilmente
    no sin antes cobrar de movida sus dòlares
    de entrada
    sin chistar
    o mediante bancarias transferencias

    mientras en los bares o en los calientes hogares
    las familias deglutìan sus comidas
    bebìan sus brebajes
    mientras sonaba Telemann

    o miraban el aparato de televisiòn
    u oìan reggaeton o electrònica mùsica
    o cada uno estudiaba incesante su celular

    y cada 100 años la humanidad entera se renovaba completa
    gracias a la Sra. Muerte

    y Telemann seguìa sonando
    es màs: solo Telemann
    o Bach
    o Beethoven
    quedaban

    de los millones de mensajes de Watsapp no quedaba nada
    solo quedaba
    algùn que otro soneto perfecto
    Borgiano o gongorino:
    no mucho màs

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