La melancolìa y el alcohol de las parejas de enamorados
en las tardes del inviernocuando caen las grandes hojas
ellos se abrazan a los efectos de atemperar
esa furia
que los corroe por dentro
con el objeto de sencillamente morigerar
ese sucio o lìmpido dolor que los carcome
como un àcido invisible o una enfermedad
que no se deja ver
pero que asume insidiosamente
esa gloria de estar simplemente vivo
y hablar
esa mirada que mira a los enamorados desde adentro
y no les permite engañarse mutuamente
no les permite atenuar esa hermosa angustia: el Tango
(al decir de Juan Carlos Copes
recientemente fallecido)
ese gran y extremadamente elegante bailarìn
que con su pareja Marìa Nieves
llevaron al Gotàn por el mundo conocido
y desconocido
esa bella angustia que atraviesa a los amantes como elèctrica corriente:
el Tango
que como un sueño de dioses
nos hace menos infelices
o tan solo por un instante nos hace olvidar de esa
hija de re 1000 putas
la Muerte
que se cierne como una espada de Damocles
sobre nuestros sueños y cabezas
como si no alcanzara con trabajos
y salados salarios absolutamente miserables
que nos hacen la vida y la muerte imposibles
como si no alcanzara con los achaques y mortificaciones varias
de la vejez y la enfermedad
irremediables.
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