O al menos me siento asì: cometo
toda clase de idioteces imperdonables: prostitutas, pornografia sadomasoquista etc.por otra parte, pierdo dientes, la vista
soy estùpidamente crèdulo, incauto, ya no se
puede confiar en nadie, ni siquiera en la farmacia del barrio de toda la vida, ni en la òptica del
barrio: te garcan mal, te sacan las muelas con tal de ganar màs dinero, te
venden
cualquier basura con tal de vender
ya no se puede confiar en nadie (ni siquiera en uno mismo)
cometo toda clase de errores garrafales y bàsicamente imperdonables:
ya no veo bien, no leo bien, la
letra de los libros es màs o menos microscòpica, por las
noches pienso en antiguas damas o damiselas que conocì antaño
en los viejos tiempos
o simplemente me las imagino al cerrar los ojos
como si se tratara de un cierto video vagamente eròtico
esto no es todo: la dentadura postiza casi se me cae al dar clase
delante de cientos de alumnos y ojos que me miran
mientras recito antiguos poemas inolvidables, olvidados
que ya nadie recuerda o casi
esto no es todo: de pronto o de golpe, me olvido de toda clase de cosas
incluso tal vez de mi nombre, todo su vuelve màs o menos
inestable, por asì decirlo, la tradiciòn se rompe en 1000 pedazos, todos
miran sus celulares en todas partes: en el subterràneo por ejemplo
mientras pasan los mendigos y nadie ya les dani monedas ni billetes
por la sencilla razòn que la mayor parte de las transacciones comerciales
o de todo tipo
se hacen mediante pagos electrònicos, tarjetas de crèdito o dèbito etc.
mientras tanto se me caen los dientes y debo ocultar este maldito hecho
mediante pròtesis harto incòmodas, yo, que fui un joven delgado y hermoso
bailarìn de contraseña
bailarìn aficionado
de tango, milonga y vals
me cuesta morder y la pròtesis a veces de repente se despega
los anteojos culo de botella para colmo de males ya casi no me sirven
y no veo un pepino: me cuesta leer mis amados libros
todo tiende a costarme un huevo y medio del otro
un ojo de la cara
esto no es todo: ando mal del estòmago y hay un montòn de cosas ricas
que ya no puedo comer, en fin, comida chatarra, esas cosas
por todo ello es que me siento muchas veces irremediablemente idiota
y trato de ocultarme: las personas parecen mirarme con cierta extrañeza
como si yo formara parte de un cierto video clandestino
que circulara sin mi consentimiento por internet
o acaso es mera persecuta mìa, no lo sè, pero a veces (paranoide) sospecho eso
yo, que fui profesor de baile
en el mediodìa porteño
en un instituto psiquiàtrico
de la Avenida Còrdoba
de esta Capital
o en viejos cines o salones
de la Avenida Boedo, los domingos por la noche: el Salòn Croata era un ex cine
cuyo piso se inclinaba levemente
y estaba repleto siempre de viejos bailarines de tango
que por las noches del sàbado bailaban
silenciosamente
los ojos cerrados
las orejas bien abiertas
metidas en el laberinto del Tango nuestro
mientras se abrazaban tempranamente
y se franeleaban dialècticamente
y se chamuyaban al oìdo
como si la noche fuera interminable
como si la noche fuera inacabable
bailaban sin parar
desplazàndose en la ronda por el borde de la pista
en contra de las agujas del reloj
cuando se estilaba usar reloj pulsera
me duele la cintura y no sè si es por falta de ejercicio
o simplemente el colchòn ya reblandecido
las palabras se me escapan
los bailarines bailan en el pasado distante, ojerosos quizàs
pero no obstante ...
en el centro de la pista bailaban los primerizos
que se dejaban llevar por la mùsica
y despuès, a comer una sabrosa pizza de muzza, muzza
allà en la esquina, mientras el mosaico nos saluda
o en el bar de la esquina
de Canning y Còrdoba
Canning, es decir Scalabrini Ortiz
aquel de los ferrocarriles
aquel del hombre solitario que espera algo
Godot acaso
tantos salones de baile, cuando tenìa mi dentadura completa
tantas milongas, cuando fui joven y hermoso
y las minas me sonreìan o me miraban
no todas, claro, algunas, digamos
se me regalaban, a veces
se me entregaban, me levantaban ...
minones infernales sabiamente escotados
faroles escandalosos
y nalgas audazmente torneadas
en el Viejo Correo
o en el Salòn Canning
o donde sea
lo cierto es que ...
todo se diluye en el aire
todo se volatiliza
pràcticamente, ya no sè quien soy
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