Los hermosos cuerpos jòvenes en el gimnasio a las 7 de la mañana
y entre la frescura matinal, yo, el viejo choto que ya se cae a pedazos:como Mario, yo tambièn, a pesar de la ancianidad, concurro al gimnasio
y me desenvuelvo entre las inoxidables màquinas de acero.
Fue un error dejar de concurrir al gym y fumar estùpidamente durante 30 años
hacièndome pelota el cuerpo, la salud. He perdido la fuerza, me siento dèbil y cansado.
Inexplicablemente, pues no lo entiendo, perdì toda mi fuerza, estoy gordo y arrugado
y muchos parecen mirarme con làstima o con desprecio. Por el calor del verano, estoy
rojo como un tomate, màs la arterial presiòn, no se estila saludar, cada uno està en su
màquina. Empero, algo de la antigua energìa subsiste en mì, siento còmo avanza lentamente
y dìa a dìa aumento el peso y mis mùsculos van recuperando de a poco su antiguo vigor.
Fue un error haber abandonado la gimnasia, el atletismo. Fumar 30 años, una idiotez total.
De a poco, voy sudando como en los antiguos tiempos cuando yo tambièn fui joven y hermoso.
Aùn estoy vivo y por eso escribo y este poema da testimonio de ello, aun tengo algo de fuerza.
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