martes, 7 de enero de 2025

Poema en homenaje a las tetas de Milena B.

 Odio las odas pero sobre todo: odio al odio.


De todas maneras, me deslizaba por una especie de plano inclinado
como reza un antipoema de Nicanor
mientras expulsan a Ginsberg de la Habana
a fines de los 60.

Harto de leer, hastiado de escribir antipoemas sin fondo,
harto hasta el màs furibundo hartazgo
de comer verdurita y fruta (todo para adelgazar)
harto de "permitidos"
harto de estar harto, como decìa Oliverio
en alguno de sus poemas, creo.

Mientras escucho a Sibelius
y el carnicero de enfrente serrucha huesos.

Aquella noche, yo besè los labios ardientes de Milena B.
mientras esperàbamos el bondo en la parada del 64
sobre Avenida Paseo Colòn
en la Facultad de Ingenierìa
a la 1 2 de la madrugada
luego de bailar unos buenos tangos en San Telmo
en Cochabamba 444
y de tomar unos sabrosas copas en la Plaza Dorrego.

La abrazè y cerramos los ojos
para siempre o para nunca.

Un momento ciertamente inolvidable
mientras suena Sibelius. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario