Fantasìas vagamente sexuales en las tardes de verano, amores de verano o de
invierno: la visita a los lùgubres lòbregos albergues transitorios, a los hotelesalojamiento o de pasajeros en la balnearia ciudad: la leche chocolatada y los
emparedados de jamòn y queso con algo de mayonesa, raras mañanas en mar
del plata: caminando por esas turìsticas calles y la visita al bar para observar
un aparato de televisiòn a colores mientras pasan un video clip y me tomo una
coca cola; fumar cigarrillos y arrojar al aire aros de humo blanco, grandes volutas:
juegos sexuales olvidados en la tarde tòrrida aguantable gracias al acondicionado aire;
juegos sexuales en camas de otros, en lechos desordenados, enredados a las blancas sàbanas
juegos sexuales con anteojos de sol relojes de sol o arena o agua largos guantes de terciopelo
o satin, dedos cerrados, bellos antifaces de carnaval veneciano y los grandes fetiches que
reemplazan al falo segùn Freud, polimorfos perversos, grandes zapatos de alto taco,
y los cuerpos haciendo el trencito en el baile, y saltando y moviendo las manos, haciendo
las grandes coregrafìas en el salòn de fiestas y el novio muerto su cabeza estrellada contra
el suelo brillante, la rubia modelo con sus grandes y altos tacos que resbala en la gran escalera de màrmol en medio de las fiestas de fin de año y se rompe la cabeza y muere.
No hay comentarios:
Publicar un comentario