Si tan solo hubiera cambiado de pieza y de colchòn
me hubiera ahorrado meses y meses de dolor intensoen la cintura: no podìa ni caminar, ni siquiera sentarme,
ni permanecer parado: y lo ùnico que tenìa que hacer era cambiar
de habitaciòn. Tardè meses en darme cuenta de ello. Para cuando me
dì cuenta, ya era demasiado tarde. Estaba perdido para siempre, muerto
en vida, como un zombie, un fantasma o algo siniestramente peor.
Digo siniestro en un sentido suavemente freudiano. En fin, como siempre, todo
habìa terminado para siempre: las nocturnas escuelas, los administrativos sumarios.
Debìa comenzar de nuevo, desde 0, si querìa llegar a algùn lado, a alguna parte.
De lo contrario, estaba condenado a incurrir en los mismos errores, tropezar
con las mismas piedras, como una suerte de Sìsifo redivivo, Camus mediante.
Pero si me hubiera avivado desde un comienzo, me hubiera evitado
unos cuantos problemas, unos cuantos inconvenientes, que no vienen al caso.
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