viernes, 19 de enero de 2024

Antipoema pandemo-bukowskyano

 siempre las cosas tenìan que suceder fatalmente en aquellos departamentos

medianamente patèticos, de paredes desconchadas: una puerta se abrìa,
alguien me atendìa y me hacìa esperar, sentado en una silla o sillòn
como si se tratara de una sala de espera de un odontòlogo o un astròlogo:
de pronto, la dama aparecìa, semidesnuda, de la cintura para arriba:
no habìa escapatoria posible, estàbamos condenados a hacer el amor,
encamarnos, acostarnos, o simplemente dormir la siesta, en la penumbra

los sitios màs ruinosos nos esperaban, habìa que andarse con sumo cuidado:
no era cuestiòn de comerse una contravenciòn, una advertencia, digamos,
ademàs, habìa que andarse con precauciòn y recaudo, no era cuestiòn de contagiarse
esa enfermedad viròsica de mierda

o enfermedades infecciosas, ejemplo, el sida: lo llamaban peste rosa en los inicios,
circulaban toda clase de mitos urbanos sobre eso pero lo cierto es que nadie sabìa nada
o muy poco, tambièn estaba el tema de la drogadicciòn, las inyecciones letales, por ejemplo
y toda clase de versiones y rumores màs o menos infundados, sin evidencia alguna:
afirmaban los especialistas que el fenòmeno era muy dinàmico: este era el pretexto
para los màs atroces e inmorales experimentos con ratas primero, para luego
probar con delincuentes de toda ìndole, seres humanos finalmente

las visitas a los departamentos del comienzo continuaban, de incògnito: cada tanto
en la puerta del edificio aparecìa, de golpe, un oficial de policìa:
te miraba desde adentro, de arriba abajo,
entonces, te hacìas el dobolu y te ibas caminando, como habìas venido

el centro de la ciudad estaba repleto de grandes casas o pisos enteros acondicionados
al efecto, con la consabida madame o rufìàn, o lo que fuere:
las chicas desfilaban como si se tratara de un desfile de moda o del comercio de esclavos:
elegìas y pronto te invitaban a una pieza como si se tratara de un petit hotel, allì
la dama en cuestiòn representaba al personaje de novia o amante y procedìa
a continuaciòn a masajearte o simplemente drenarte tus deseos,
tus ansias desenfrenadas de gloria, de ternura:
tu hambre o sed de amor: mediante suaves besos, te invitaba a desvestirte para realizarte
el masaje en cuestiòn: pero todo era un burdo ardid, una vil estratagema urdida para
engatusarte y sonsacarte tus ya exigûos dineros: porque realmente no se trataba de una agencia matrimonial sino, por el contrario,
de un asqueroso lupanar, un depravado lenocinio, en el cual habitaban
y dormìan brigadas de hetairas que no conseguìan el noble trabajo de lavacopas o mozas
por falta de tìtulo secundario o sencillamente debido a los altos ìndices de desempleo
que les impedìan ubicarse adecuadamente en el mercado laboral o como mìnimo
contraer matrimonio con un incauto u otario, vamos

prostituirse no constituye delito alguno pero sì la explotaciòn de los cuerpos
a cargo de melancòlicos rufianes; de todas maneras, còmo distinguir la prostituciòn
de la trata de blancas, la trata de personas, se hace muy difìcil esa distinciòn, esa
diferencia

pero eso fue algùn tiempo despuès: mientras tanto, continuaba con su vicio ultrasecreto
consistente en concurrir asiduamente a las casas de masajes y saunas
a los efectos de malgastarse todo el dinero producto de su trabajo y su sudor
brindando clases grupales y particulares acerca de toda clase de materias o temas:
sociologìa, antropologìa, reiki, reggaeton, vals vienès, filosofìa presocràtica, semiòtica
y semiologìa, lingûìstica estructural, tango, rock and roll, derecho penal, materialismo
y otras menudencias bàsicamente agradables

continuaba concurriendo a los departamentos privados en cuestiòn con el objeto de
encamarse con las damas: a veces, para romper la inevitable fatiga y rutina,
apelaba a mecanismos vagamente extravagantes como menage a trois,
o toda clase de oscuras pràcticas sadomasoquistas que no vienen al caso:
mediantes estos sutiles mecanismos de relojerìa o subterfugios
aspiraba ridìculamente a sorprenderse a sì mismo
y a su compañera de turno, pero todo era inùtil porque su impotencia le impedìa
acceder a ese fruto prohibido: el orgasmo, que como un rayo se abate sobre sus desdichados
adoradores, como un terremoto, como un maremagnum, un cataclismo
o algo sencillamente mucho peor

insistìa, de todas maneras, e incluso a veces, conseguìa acabar,
tardaba bastante pero lo lograba: conociò infinidad de muchachas,
jòvenes en su gran mayorìa, posibles vìctimas seguramente de esa explotaciòn
antigua como la historia, recitan como loros, en una suerte de lugar comùn, trillado

afrontando toda clase de inesperados riesgos, persistìa en su error, como
profundizando en èl, y que, por cierto, no era el ùnico: miles de puteros o
putañeros inconmovibles posiblemente concurrieran a diario a esas salas de espera
mencionadas al principio: probablemente, millones de tipos frìamente indiferentes
al sufrimiento de otras tantas vìctimas de ese comercio infame,
en el mundo, satisfacieran sus perversiones sutiles en virtud de esta infamia
y todo por què: porque en muchos casos no podìan entregar a sus señoras esposas
a las parafilias màs innombrables, o, tal vez, sì: habrìa que investigar un poco

asì transcurrieron mis dìas y mis noches sobre el planeta tierra:
vagando por las calles como un extraño en busca de una mujer
inextricablemente condenado a la solterìa màs abyecta
harto totalmente de masturbarme sistemàticamente todos los santos dìas
y manchar la sàbana con grandes màculas de una sustancia indudablemente viscosa
en los tristes salones de baile en los que apenas suelen cruzarse unas palabras de despedida
o recorriendo las calles en busca de clientes para raras mercancìas dificilmente vendibles
en las escuelas estatales pùblicas frente a un alumnado que, por regla general,
no tiene el menor deseo de aprender nada sino màs bien de huir corriendo a su hogar
a los efectos de mirar en la pantalla del televisor el ùltimo torneo de fùtbol
o de jugar en la play o mirar los màs grotescos filmes policiales y pornogràficos

asì transcurriò este extraño sueño pesadillesco cuyas imàgenes desdibujadas
olvidè por completo al despertarme con la pierna izquierda
una mañana de verano
o de invierno

No hay comentarios:

Publicar un comentario