viernes, 19 de enero de 2024

Poèticos recitales

 en aquella època relativamente lejana

en el tiempo o potièm
escribìa una clase de poemas
o prosas poèticas en los que pretendìa
erroneamente seguramente
versos libres
poemas en verso
jugando con las palabras
con las bralapas
como si el mundo no se estuviera cayendo a pedazos


palabras en libertad acaso
inspirados en el futurismo retrofascistoide
que leì una tarde
en la biblioteca de la dante
en el centro
con un autògrafo del mismo filipo tomasso marinetti
en buenos aires capital federal!

màs exactamente en la biblioteca de la dante
sita en calle ... montevideo?
o uruguay?
no recuerdo
ademàs no importa
no tiene la menor importancia eso

por què demonios esta tendencia en profundizar nimiedades?

los poemas eran acumulaciones caòticas de palabras sueltas e irrepetibles:
nadie podìa escribir asì (creìa) ni yo mismo ahora

jugaba con las palabras y no podìa narrar mis historias
mis historietas medianamente famosas
dentro de un reducido cìrculo de amigos o gomìas
compuesto de aspirantes a poetas
aprendices de sociòlogos
y desmitificadores del peronismo
aunque desconocieran tajantemente
la existencia del iapi

uds. saben lo que fue el IAPI?
yo no se los explicarè ahora por supuesto

otros poemas pretendìan basarse en residencia en la tierra
una influencia angustiante decididamente

aspirante a genio en ciernes
o mero gilipollas?

los recitales poèticos en cambio
me parecìan vacuo palabrerìo
o expresiòn de sentimientos personales
que no venìan al caso

el llamado micròfono abierto quedaba para el final
porque antes era el turno de los poetas famosos
que apenas empezaba el dicho micròfono abierto
rajaban casi corriendo los muy mal educados

ma què poetas ni 8 cuartos
eran màs bien una runfla de descorteses y mal educados!

poetastros soporìferos
a mi me gustaba màs el abierto micròfono
del cual por otro lado participaba siempre
en mi rango de poeta principiante
y bailarìn aficionado o fracasado

por otra parte, habìa terminado la carrera de letras
pero las autoridades se tomaban su tiempo
para entregarme los correspondientes diplomas
mientras tanto, procuraba trabajar de profesor
munido de una constancia de tìtulo en tràmite
que no me alcanzaba por cierto
para competir con las señoritas maestras de escuela primaria
que solìan ganarme la partida
en los actos pùblicos
donde nos hacinàbamos en diminutos locales del consejo escolar
de la localidad correspondiente
o en oscuros patios de escuela
mientras arreciaba un chaparròn interminable
que calaba los huesos
durante el invierno màs hùmedo e infernal

luego a enfrentarte en el aula
con treintenas de alumnos
que te clavaban la vista
aunque a veces pensaban en cualquier otra cosa:
indudablemente, ellos estaban en otro mundo
mientras yo procedìa a recitar toda clase de poemas
aprendidos sagazmente de memoria
como suaves herramientas mentales
que extrañamente dàbanme de comer
(digo comer por no decir morfar
como le gustaba decir a roberto arlt, el poeta)

era una competencia feroz entre docentes agobiados
por unos pocos puestos de trabajo
en medio del infierno escolar
dirigido por ilustres ancianos
a punto de jubilarse
o aspirantes a la supervisiòn
a los efectos de jubilarse
con un sueldo apreciable
que les permitiera
una ancianidad confortable

de todas maneras, me encantaban los recitales de poesìa
los talleres de poesìa
en las bibliotecas oxidadas
que sucedìan (generalmente) en antiguos vagones de tren
abandonados
en los que hoy viven hacinadas
familias enteras
a falta de algo mejor
para no vivir
debajo de un puente
segùn los propios dichos
del propio padre de familia
entrevistado para la televisiòn

por aquel entonces
yo acostumbraba fumar como un escuerzo
volutas de humo semejantes a semen
que echaba por la boca
o por la nariz
como una especie de bùfalo desencantado

hoy no podrìa escribir de esa forma
ni aunque quisiera:
sencillamente no me saldrìa

hoy solo puedo escribir
insondables poemas narrativos
que algunos tienden a confundir
con mera y prosaica prosa cotidiana

en otra època, recuerdo, no podìa narrar, relatar:
me ponìa a jugar con las palabras
y el relato susodicho se iba al carajo
a la mierda

hoy no puedo poetizar, ya no puedo
jugar con las palabras
con las bralapas que tanto amo
solo puedo eso sì
bailar jugar con la mùsica
o escribir antipoemas narrativos
mientras escucho jazz
por regla general

inevitable, fatalmente cuando escribo
siempre estoy bailando

todo el tiempo bailo
hasta cuando no bailo estoy bailando
o: sobre todo cuando no bailo
estoy bailando
en mi mente

hasta en sueños bailo
o recito poemas
que al despertar
lamentablemente
ya no recuerdo ...

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